¡Hola hola! Por fin les traigo la segunda parte de mi viaje a Gambia. Pensaba ponerles todo en este pero se haría demasiado grande, así que en un par de días les cuento la última parte.
Lo que van a er aquí son las excursiones y visitas de interés que hicimos los cuatro primeros días, junto con una lista de sitios en los que fuimos a comer, que probablemente sea una de las cosas que también más le interese si van a visitar este país.
El otro día me encontré con mis amigos y me dijeron: "¿volverías?" "¿hay tanto como para estar 6 días?" La respuesta a las dos preguntas fui un sí rotundo. Aquí les cuento y les enseño nuestros planes la primera mitad del viaje. Antes de comenzar con el día 1, el día que llegamos solo pudimos cenar, y fuimos a un sitio llamado POCO LOKO, en serio, si van, tienen que ir para que se empapen del ambiente. Se come bien, regge en vivo y luego...reggaeton!
DÍA 1:
Visitamos el Tanji Village Museum, es un museo privado que te introduce en la cultura Mandinga de las tribus gambianas, como viven, que comen, que instrumentos usa para su música y algunos de los animales que puedes encontrar en este país, aunque más que animales, son las pieles de los mismos. A través de carteles hechos con los recursos con los que cuentan allí te van aportando datos e información interés. Cuando acabamos la visita nos hicieron una demostracóin de como se tocaban los instrumentos y acabamos bailando - para variar - y cantando.
Después de visitar el museo oso dirigimos a la granja de reptiles, no muy lejos de allí donde nos enseñaron y nos dejaron tocar algunos de los reptiles que tienen en el lugar. No es un sitio en el que los tengan permanentemente, como si fuese un zoo, sino que es un lugar en el que los estudian, los curan si son rescatados y luego los devuelven a la naturaleza. Muchos jóvenes estudiantes van allí a aprender. El señor que te hace la visita es MUY pero que MUY simpático y ya verán que si lo visitan acabarán echándose unas risas. Nos desveló cual era la serpiente más peligrosa del mundo...pero no seré yo la que se los diga jaja, si van, ya me cuenta :)
Acabamos el día yendo a almorzar a Paradise Beach, un lugar que recomiendo totalmente porque las vistas son geniales, y el lugar donde comes muy auténtico. Puedes pedir plato o tipo buffet, y nosotros solíamos elegir buffet para poder probar varias de las cosas que tenían. Como siempre vas con un poco de miedo a la hora de comer, pero reconozco que se come muy bien tanto el pescado (se hace rebosado, sin espinas) como la carne (en su mayoría pollo) y acompañado normalmente de arroz o papas fritas. Luego tienen unas salsas muy ricas, sobre todo una hecha con base de cacahuete que está para chuparse los dedos.
Acabamos la comida y pasemos por la playa para acabar disfrutando de una lucha gambiana, que viene siendo una pelea cuerpo a cuerpo que aunque lo nuestro fue más bien un "show" o una demostración, en Gambia lo hacen y algunos, nos contaban, se liaban a puñetazo limpio. El show fue muy divertido y siempre buscan la participación de la gente. Nosotros acabamos una vez más saliendo a hacer una competición de baile con ganador incluido - que no fui yo! jaja. Ese día cenamos en un sitio buenisimo, llamado 3 Chicks, totalmente recomendado y servicio genial (y wifi!!)
DÍA 2:
El segundo día fue de los más duros e intensos. Pasamos por el arco de Banjul, parada obligatorio para una foto aunque sea de recuerdo. Este día sentimos que nos adentramos un poco más en el país y nos sentimos muy extranjeros, aún así allí no suele pasar nada, recuerden "Gambia, no pasa nada". Cogimos el ferry desde Banjul a Barra y cuando llegamos todo resultaba un poco caótico, como abandonado, muchísima gente...un poco locura, pero nos fuimos adentrando en el lugar hasta llegar a Fort Bullen, un fuerte por el que pasaban los esclavos para ser liberados. Tenían un pequeño museo y nos explicaron la historia, nos enseñaron documentos reales de compra-venta de esclavos, las cadenas y otras cosas que se usaban para castigar a los esclavos...un tanto sobrecogido pensar que todo eso pudo suceder en verdad, pero necesario verlo porque el pasado hay que conocerlo para que no se repita.
Cuando acabamos allí, cogimos nuestra guagua para ir hasta Juffureh, un lugar que ni si quiera sabría como describir. Nos costó unos 45 minutos llegar y el camino no era nada cómodo, todo tierra y muchos baches, pero ay que ir sí o sí. Dicen que es el lugar donde nació el famoso esclavo Kunta Kinteh. Allí cogimos una barca para llegar hasta la isla de James, que realmente se conoce como la isla de Kunta Kinteh. Es un lugar conocido porque allí se grabó la serie de Kunta Kinteh que aunque tiene muchísimos años seguro que a más de uno le suena. El paseo en barco eran como unos 20 minutos, gracias a Dios el agua no se mueve.
A la vuelta del barco volvimos a Juffureh y almorzamos en un lugar que tienen justo en frente del muelle donde coges la barca. Se llama Rising Sun, de cualquier modo no hay nada alrededor así que lo van a ver porque es el único lugar para comer. Se come muy bien, cualquier cosa que puedan les va a estar, estoy 100% segura. Eran muy amables. Es un zona con necesidades así que encontrarán adultos tratando de vender las artesanías y niños a los que puedes darle lo que quieras, pero yo llevaría algo de material para dejar allí. Después de esto ya volvimos porque el camino de vuelta era súper largo, y fuimos directamente a cenar a un restaurante libanés llamado Shiraz. Otra opción súper buena y se come de vicio.
DÍA 3:
El tercer día era uno de los que más ganas tenía que de que llegase, porque si algo me gusta de África (aunque es un país que desconozco enormemente) son sus telas. Este días visitamos Musu Kebba Drammeh Batik Factory, un lugar en el que encuentras telas con motivos africanos y tie die hecho por los lugareños. Algunos de los dibujos los hacen con cera calienta y todo es hecho a mano. Preparen los "dalasi" si les gusta y si van a visitarla porque querrán llevarse muchísimas cosas. Se puede regatear, normalmente dices menos de la mitad del precio inicial para luego poder subir un poco y que se quede (más o menos) en la mitad, pero yo les voy a confesar que no sé regatear porque me da pena así que pedía a unos compañeros que lo hicieran por mí.
Después de la visita a la fábrica, nos dirigimos a una aldea llamada Galloya por ser conocida por sus murales pintados, conocidos como los White Open Walls, algunos hechos por personajes muy famosos en el mundo del arete, que también enseñan a los lugareños las técnicas para hacerlo. A mí se me quedó un trozo de corazón allí, fue la primera vez que quise llorar. Es una aldea pequeña, ahí los niños no tienen escuela así que son los mayores quienes les enseñan todo. Tampoco hablan inglés, muy muy poco, pero al final te entiendes con señas. Ahí conseguimos dejar material, ropa, cepillos de dientes y algo de dulce. También les recomendaría que visitaran esta aldea y que si pueden y se acuerdan, dejen sobre todo cosas para el entretenimiento de los niños, libros para colorear, libretas...
Después de la visita a Galloya nos dirigimos a comer al restaurante Kunta Kinteh en la playa de Kotu. Estaba taaaan bueno, de verdad, que se come muy bien allí. En la playa empezaron a cantar el Waka Waka y como no, nos apuntamos a bailar y tocar una especie de maracas para bajar la comida. Y ya nos metimos en la guagua para dirigirnos a Kanilai, y pasar la noche en el Sindola Safari Lodge. Cuando llegamos a la puerta del alojamiento nos dijeron que bajaremos que nos tenían un sorpresa. Mucha gente de la zona se vistieron para hacernos una danza y fui un recibimiento brutal, una experiencia única y súper emocionante. Brindamos con una de sus bebidas típicas de jengibre mezclada con bebida de Iviscus que también diré que está muy buena. Esa noche fue mágica...como no, acabamos una vez más bailando.
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¡Qué ganas de volver! Gracias por contar tu experiencia, me ha encantado. Un besote.
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